eyeliner

eyeliner
solamente una mirada es suficiente para hablar

domingo, 27 de febrero de 2011

nostalgia

8:57pm
Carlotta está recostada en el sofá rojo del salón, sujetando un cigarrillo con la mano derecha y mirando encarecidamente el reloj. A las nueve en punto es cuando él suele llegar. Se quitará la abrigo y la chaqueta, y depositará el maletín en el suelo. Colgaría en el perchero de la derecha su sombrero, marrón, con detalles en negro y una pequeña mancha de vino en uno de los bordes, fruto de su torpeza cuando ya estaba algo ebrio. Luego dejará las llaves sobre la cómoda y se dirigirá al salón. Probablemente le dedicará un "hola" desganado desde la puerta mientras se dirige al minibar, en donde se servirá un whisky con tres hielos (tres hielos; no cuatro ni dos, sino tres hielos), mientras enciende uno de esos cigarros negros que previamente habrá cogido una cajita situada en la mesita del rincón. Después, se sentará en el sillón enfrente de la chimenea y allí se quedará....leyendo la prensa e ignorando por completo cualquier otra presencia, objeto o noticia que le rodee. El trance duraría hasta la hora de la cena.

8:59pm
Carlotta decide darle otro trago a su vaso de tubo, repleto de hielos con coca-cola y amenizado con ron. Debería estar acostumbrada a esa rutina. No suele haber muchas variaciones en esta descripción. No sabía qué había fallado. En qué momento había cambiado todo. Cuándo habían pasado de ser el par de enamorados más apasionada de toda la ciudad, a ser una pareja más entre la multitud. Las fotografías inútiles y simplemente porque sí estaban a la orden del día. Los besos, las caricias y los abrazos eran todo lo que ambos necesitaban para seguir viviendo y soportando el día a día. Los congresos, las reuniones, las ventas y las cuentas eran algo totalmente secundario que no cobraban importancia ni siquiera en hora punta. Los desayunos eran las primeras sonrisas del día, y las cenas (casi siempre inacabadas) eran el inicio de las de antes terminarlo. Las sábanas no eran un simple modo de taparse por las noches, sino una aventura en la que perderse justo antes de irse a dormir....

9:05pm
Cinco minutos de retraso... quizás habría pillado algo de tráfico en Gran Vía...

9:08pm
La puerta se abre justo en el momento en el que Carlotta daba el último sorbo a su cubata. El proceso tuvo lugar tal y como de costumbre: abrigo, maletín, chaqueta. Sombrero, llaves. Cigarro, whisky, sofá. Prensa. Silencio.
Carlotta se levanta con brusquedad y se dirige hacia la cocina, no sin antes derribar con furia una de las lámparas de sobremesa que alumbraba la habitación.
"¡BASTA!" Pensó.
Pero ya había bastado desde hace tiempo. Ya todo se había parado. Todo  había acabado. No había nada vivo allí dentro, excepto el humo de los cigarrillos que se elevaba en el aire dibujando formas sin sentido...como todo en esa habitación.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Today let's make our promises for tomorrow.

Ese impulso irrefrenable que me insta a coger el portátil y ponerme a escribir y escribir y escribir después de haber visto una de esas pelis en las que mirar a la pantalla durante 2 horas no siempre se cumple, en las que abrazar una almohada (véase cojín) (véase arroparse más con la manta) (véase nada) se hace algo imprescindible, y en las que después de verla, te apetece quedarte un ratito allí donde estás, quieta, escuchando la banda sonora que acompaña a los créditos, para luego quedarte en silencio.

Después llega esa parte en la que simplemente piensas. Puede que en nada o puede que en todo. O puede que ni siquiera estés pensando. O puede que estés pensando demasiado.
¿Qué más da? En esos momentos ni siquiera puedo decirte con seguridad que seas persona. Simplemente eres una especie de tú-alternativo que se cree atrapado en un mundo que no es como debería ser y, embriagado por el ambiente que Holly(wood) le ofrece, está dispuesto a replantearse su forma de afrontar sus decisiones, sus cosas, sus elecciones...su vida.

Pero la realidad es muy distinta de la ficción. Y, sé sincero; lo único que harás será irte a la cama con esa sensación rara que sólo el mejor de los artistas será capaz de definir, y te quedarás dormido repasando cada una de las canciones, cada una de las escenas y cada uno de los párrafos del guión de esa puta película que te está dejando en vela.
Y al final, agotado, cerrarás los ojos y ahí te quedarás, dormitando, en mitad del mar de Morfeo y de su caos de "quiero y no puedo pero lo intentaré".

Mañana será otro día... créeme.

martes, 15 de febrero de 2011

ese.uve.once.

Cuando del amor solo no queda más que un soplido y cuando del te quiero solamente un susurro.
Cuando de ÉL solo queda una cajita llena de cosas insignificantes que no dicen nada y lo dicen todo.
Cuando de una foto se deforman los rostros, los ropajes y las calles del fondo, y solo quedan los recuerdos.
Cuando de una mirada no queda más que un significado oculto por soloélsabequé signos.
Cuando de un beso quedan tan solo el sabor a cerveza de su boca.
Cuando de un 14 de febrero, no quedan más que unas rosas marchitas sobre la mesa.
Vete tú a saber, lo demás, donde estará.

lunes, 7 de febrero de 2011

asterisco*

Y mirar la estrella y pedir un deseo, y no decirlo, no siento que no se cumpla, o que tus palabras digan lo contrario a lo que piensas, y entonces te des cuenta de que ni tú piensas lo que sabes, ni sabes lo que piensas.

viernes, 4 de febrero de 2011

childhood.

Creo que quiero un pompero...LO QUIERO, LO QUIERO, LO QUIERO, Y LO QUIERO!

Las pompas son el perfecto ejemplo de metáfora del desastre. Son bonitas, son dulces, son (o parecen) transparentes... pero, si miramos la realidad a través de ellas, nos la presenta deformada y traslúcida, empañada de rayos de luz que dibujan el arco iris de un modo casi inapreciable....y de repente, cuando más concentrada y más crees que te gusta la pompa...explota.
Pof!
Decepción, tristeza, nostalgia, desamparo...
Y todo se acabó.

martes, 1 de febrero de 2011

Silence.

Desaproveché el último instante que me quedaba para quererte y te dejé marchar.
Ni siquiera puedo quejarme o enfadarme...la culpa es mía al fin y al cabo. Sin embargo, he de ser egoísta y prepotente, y pedirte que no me hables más. No soporto tu sonrisa ni tu forma de hablar.
Sé que no tengo derecho, ni siquiera un poquito, y que te parecerá un atrevimiento decirte esto...pero te quiero.
Te quiero ya desde hace un tiempo, no mucho, suficiente, lo bastante como para no olvidarme de ti tan temprano.
Pero bueno, qué le vamos a hacer, lo mejor será que me calle, que te calles y que todos nos callemos. Y dejar pasar el tiempo y dejar que todo vuele.
Y un día te habrás olvidado de mi. Pero tranquilo, que ya me encargaré yo de rememorarte y rememorarnos, y rememorar aquel día en el parque y recordar lo que pudo ser y no fue.
¿Qué más da ya? Total...tú me has olvidado.