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solamente una mirada es suficiente para hablar

martes, 23 de octubre de 2012

Cierra los ojos. Aprieta fuerte.

Son curiosos los rincones y las formas en las que una llega a encontrarse a sí misma. Jamás pensé que podría enamorarme de un cielo nublado, ni que lo gris podía ser poesía. Nada vi de atractivo en las ciudades levantadas de la nada, con su original encanto derrumbado. Ignoraba por completo lo maravilloso que supone reconstruirse y descubrir en ti misma, partes que ni siquiera podías concebir que existieran.

Equivocarse una y otra vez. Enamorarse una y otra vez. Inspirar. Notar el aire frío descendiendo por tu garganta. Expirar. Sentirte libre. Cerrar los ojos y volar.
Experiencia. Se supone que es lo que ganamos según pasan los días y los años. Pero yo no quiero ganar experiencia. Quiero ganar en vida. En risas, en llantos y en recuerdos. En fotos manchadas y arrugadas, y en billetes amarillos rotos por alguien sin consideración, que luego convertirán el destrozo en una anécdota. Los olores de la gente. Sus gestos. Sus manías y sus rarezas. Su inconfundible y adorable encanto personal. Las ganas que tengo de quererles y que me quieran. Las pocas que tengo de que se vayan. Las pesadillas y miedos que acechan mi corazón sólo con pensar en volver y dejar esto atrás para siempre. Porque no se repetirá nunca jamás. Nunca jamás. Que palabras tan horribles. Pero no es momento de tristezas, sino de gritos de alegría. Felicidad que te llena el alma e impide que tu boca deje de sonreír. Esa presión en el pecho que te dice que cierres los ojos y disfrutes...que te dejes llevar.

Porque esto es lo mejor de tu vida, cariño. Esto, es algo nuevo y maravilloso. Y lo mejor... es que sólo es el principio.