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solamente una mirada es suficiente para hablar

viernes, 9 de marzo de 2012

Just try.

Mira el reloj repetidas veces pero la aguja del manillar no avanza. O al menos eso le parece a él.
El sol está más arriba que nunca. Las señoras cotillean en los bancos y los niños juegan con sus balones. Aún hace un poco de frío, pero los capullos de las flores dejan ver lo cerca que está la primavera. La gente paseaba, ajeno a él, sin percatarse a penas de su existencia, y los que lo hacían probablemente se cuestionarían qué hacía allí tan solo.

"Cinco minutos más. Cinco minutos más y me iré."

Habían pasado años o siglos, ya no lo recordaba, desde que se había convencido a sí mismo de que ella no era para él. De que eran muy distintos. De que sus nombres sonaban ridículos juntos. Tantos años de retención y represión a la mierda. Tantas críticas y malas miradas a la basura. Cantidades infinitas de odio se desvanecían ahora como polvo tras un incendio. ¡Y qué incendio!

La manecilla del reloj seguía sin avanzar. Sus ganas de quedarse y de descubrir lo que le esperaba a su lado la hacían retenerse y alargar esos cinco minutos durante mucho más tiempo. Y sólo esperaba. Y esperaba...

"Qué imbécil. ¡Cómo te has lucido chaval!"

Se levantó. Ignoró la pelota que se deslizaba ante sus pies, propiedad de un niño a la que se le había escapado y comenzó a desandar el camino que había recorrido para llegar hasta allí. Ya casi había llegado a la salida del parque cuando oyó a alguien gritar su nombre a su espalda.
Se giró. Allí estaba ella. Fatigada y algo sudorosa, era obvio que había estado corriendo. Se disculpó por su tardanza y le dio un beso, al que siguió un abrazo, fuerte y sentido.
Y la manecilla de su reloj, volvió a funcionar de nuevo.