eyeliner

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solamente una mirada es suficiente para hablar

lunes, 30 de enero de 2012

M.

Sé que no es lo común, pero no me da la gana que seas tú la única que pida deseos en tu cumpleaños... Así que yo también voy a pedir uno.
Deseo estar contigo para siempre. Porque puede que aún no sepa mucho sobre mi futuro ni lo que habrá en él... Pero lo que sí tengo claro es que no puedo imaginármelo sin ti. Sin esa rubia tonta que me acompaña a todas partes y comparte conmigo cada momento... y deja que yo comparta los suyos.
Porque quiero que dentro de unos años, cuando tengas un mal día y no quieras moverte de la cama, llegue yo a tumbarme ahí conmigo y a pasar las horas hasta que te cambie el humor... Y también quiero que cuando recibas la mejor noticia de tu vida, esa que te hará llorar de felicidad cuando la oigas, sea yo la primera persona que tengas ahí al lado para abrazar y chillar de alegría.
No sé si eres consciente de lo feliz que soy cuando estoy a tu lado. Y que cada momento que pasamos juntas, por muy tonto que sea (como cuando vamos en el coche cantando las dos una canción, o vemos los partidos y nos abrazamos cuando marcan gol, o como cuando tú me despeinas y nos pegamos en la frente, o como cuando yo me río por cualquier tontería y tú te ríes porque te hace gracia todo lo que yo me río) se convierte sencillamente en especial. 
Porque sabes que no te miento cuando te digo que te necesito. Y que no soy absolutamente nada sin ti.
Así que nada, ya puedes seguir cumpliendo todos los años que quieras y seguir haciéndote vieja... Que no vas a conseguir librarte de mi ni un segundo. Y seguiré yendo a cantarte el cumpleaños feliz allá donde estés cada 30 de enero para siempre. Así que vete concienciándote de ello.
Te quiero mucho mi vida. Mucho más que a nadie en este mundo.
Feliz veinte cumpleaños cielo. Y que cumplas muchos más :)

jueves, 26 de enero de 2012

me, myself and I

Ponte un vestido, suéltate el pelo, coge algo con forma (o no) de micrófono, pon a sonar
"Snow (hey oh)" de los Red Hot en tus cascos y déjate llevar.

sábado, 21 de enero de 2012

I'm the one that love you lately.

Hola.
Venía a contarte cada uno de los pétalos que despedacé de cada una de las margaritas del prado que está al lado de la cuadra de los caballos.
Venía a cantarte cada una de las notas de cada una de las canciones que me hacen llorar por ti, reír por ti, y pensar en ti.
Venía a dibujarte cada una de las puestas de sol que te has perdido, vistas desde lo alto del edificio que está junto a la biblioteca, ese que tú  me descubriste.
Venía a tocarte en cada uno de los puntos de tu cuerpo en los que sé que tienes cosquillas, para que me devuelvas cada una de las sonrisas que me debes por cada chiste mío que no has oído.
Venía a describirte el sabor de cada una de las gominolas que me comí sentada en el columpio del lado derecho del parque infantil que está al oeste de la ciudad, ese en donde hay un tobogán tan retorcido que parece un remolino.
Y venía a gritarte que te quiero, y que no puedo seguir viviendo sin ti.

Pero creo que estás ocupado así que...mejor vengo otro rato.

lunes, 9 de enero de 2012

whisky

El escalofrío empieza en la punta de mis dedos de los pies, sube por cada una de mis vértebras y acaba en la nuca, provocándome una pequeña sacudida en todo mi cuerpo.
A veces no llega tan arriba, y se queda, tímido, en los pies; provocando esa sensación de insensibilidad y de hormigas con dientes afilados recorriendo toda la planta.
Otras veces empieza al revés, desde mi cuello, hasta los laterales de mi espalda, haciendo de la sacudida un movimiento más fuerte.

Pues bien, en este caso, en tu caso, hay un cuarto tipo de escalofrío. Comienza en las manos, sube por los brazos, atraviesa mi cuello y estremece algo que está justo detrás de mis ojos. No sé por qué, pero a veces creo que baja hasta al pecho.
Ya van ¿cuántos? ¿tres años? En los que apenas cruzamos palabra... ¿apenas? Vale, ni siquiera cruzamos palabra. Pero te echo de menos, y sé que tú también. Me lo cuenta el número de visitas de mi cuenta en tuenti y las veces que sé que aparezco entre tus novedades y entras a echar un vistazo, a ver qué tal estoy, a ver cómo me va sin ti.

Te has vuelto un experto en la materia musical. Rock, más concretamente. Llevas el tipo de vida bohemia y rockera que buscabas, aunque no sea plena, pero lo has conseguido. El pelo lo llevas igual. Creo que es lo único que no ha cambiado... El pelo y tus ojos. Azules. Profundos. Preciosos.
La voz no sé, supongo que en algo habrá variado... la verdad es que ya van 347 veces en las que me he preguntado si seguirás usando las mismas expresiones o pensando lo mismo sobre las mismas cosas... Quizás hayas cambiado tanto que ya no te conozca nada. Ni siquiera una pizquita
Creo que aquella vez encontraste algo que te hizo tan fuerte que hizo que cambiaras tu perspectiva de la vida. O al menos eso es lo que demuestras hacer.
Echo de menos que me hables de tu hermana. Y de tu prima. Pero sobre todo echo de menos que me hables de ti.
Quizás no ahora, ni luego, ni dentro de unos años... pero sí que espero que nos volvamos a cruzar, y a recuperar esas noches hasta las tres y media de la mañana en las que hablábamos de nada y de todo, y de cosas con las que nunca jamás he hablado con nadie que no seas tú.
Por eso, por todo esto, no puedo por menos que decirte que te quiero a pesar de todo, y que te echo de menos. Mucho. Al menos mucho más de lo que debería y tendría que echarte.

sábado, 7 de enero de 2012

Lección 1.

Te veo perdido, chico. Pero no te preocupes, que aquí estoy yo para aclararte las cosas, para enseñarte cómo funciona el mundo y para descubrirte que el Sol no gira alrededor de la Tierra, sino que la Tierra gira alrededor del Sol, que no es más que una minúscula estrella de una inmensa galaxia en este, nuestro infinito (o eso dicen) universo.
Así que toma nota y a punta, que bien falta te hace:

LECCIÓN 1.
Si tú no te preocupas por los demás, ellos dejarán de preocuparse por ti. NO eres imprescindible. Y desde luego, no eres irreemplazable.

jueves, 5 de enero de 2012

El pasado siempre vuelve.

Cientos de laberitos y un par de montañas después, ahí estabas tú. De repente. Sin avisar. De pie y sonriendo como si nada hubiera pasado.
Y era como volver a empezar...

En realidad nadie me prometió que no volvería a verte, pero yo confiaba en ello.
Nadie dijo que habías desaparecido o que te habías mudado a un remoto lugar más allá de los Balcanes o e incluso más allá del sol... pero yo esperaba que así fuera.
Y desde luego, nadie escribió un final en nuestra historia, porque ya me había encargado yo de escribirlo...o eso creía.

Y ahora me despierto aquí, en esta habitación rosa desde hace ya 13 años y me pregunto qué fue exactamente lo que pasó. Por qué mi memoria me falla y no me deja recordar. Por qué todo está patas arriba desde aquel momento, y, sobre todo, me pregunto cuándo va a volver todo a funcionar.

Solo te pido una cosa. Que ya que has vuelto me lo digas. Que me desveles qué fue de ti... pero sobre todo, que me digas qué fue de mi.