eyeliner

eyeliner
solamente una mirada es suficiente para hablar

lunes, 9 de enero de 2012

whisky

El escalofrío empieza en la punta de mis dedos de los pies, sube por cada una de mis vértebras y acaba en la nuca, provocándome una pequeña sacudida en todo mi cuerpo.
A veces no llega tan arriba, y se queda, tímido, en los pies; provocando esa sensación de insensibilidad y de hormigas con dientes afilados recorriendo toda la planta.
Otras veces empieza al revés, desde mi cuello, hasta los laterales de mi espalda, haciendo de la sacudida un movimiento más fuerte.

Pues bien, en este caso, en tu caso, hay un cuarto tipo de escalofrío. Comienza en las manos, sube por los brazos, atraviesa mi cuello y estremece algo que está justo detrás de mis ojos. No sé por qué, pero a veces creo que baja hasta al pecho.
Ya van ¿cuántos? ¿tres años? En los que apenas cruzamos palabra... ¿apenas? Vale, ni siquiera cruzamos palabra. Pero te echo de menos, y sé que tú también. Me lo cuenta el número de visitas de mi cuenta en tuenti y las veces que sé que aparezco entre tus novedades y entras a echar un vistazo, a ver qué tal estoy, a ver cómo me va sin ti.

Te has vuelto un experto en la materia musical. Rock, más concretamente. Llevas el tipo de vida bohemia y rockera que buscabas, aunque no sea plena, pero lo has conseguido. El pelo lo llevas igual. Creo que es lo único que no ha cambiado... El pelo y tus ojos. Azules. Profundos. Preciosos.
La voz no sé, supongo que en algo habrá variado... la verdad es que ya van 347 veces en las que me he preguntado si seguirás usando las mismas expresiones o pensando lo mismo sobre las mismas cosas... Quizás hayas cambiado tanto que ya no te conozca nada. Ni siquiera una pizquita
Creo que aquella vez encontraste algo que te hizo tan fuerte que hizo que cambiaras tu perspectiva de la vida. O al menos eso es lo que demuestras hacer.
Echo de menos que me hables de tu hermana. Y de tu prima. Pero sobre todo echo de menos que me hables de ti.
Quizás no ahora, ni luego, ni dentro de unos años... pero sí que espero que nos volvamos a cruzar, y a recuperar esas noches hasta las tres y media de la mañana en las que hablábamos de nada y de todo, y de cosas con las que nunca jamás he hablado con nadie que no seas tú.
Por eso, por todo esto, no puedo por menos que decirte que te quiero a pesar de todo, y que te echo de menos. Mucho. Al menos mucho más de lo que debería y tendría que echarte.

No hay comentarios: