eyeliner

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solamente una mirada es suficiente para hablar

viernes, 11 de noviembre de 2011

Historia de lo nuestro.

La frustración comienza cuando ves que la misma historia se repite una y otra vez... cuando ves que por fin te has desprendido de él y de repente todo vuelve a empezar.

Ross y Rachel, Danny y Sandy, Noah y Allie, Luisma y Paz, Julien y Sophie...
Dicen que hay personas que se pertenecen, que están destinadas a estar juntas. Pero nadie dice que esas personas se escojan entre ellas. ¿Qué pasa cuando no te gusta tu destino?
No quiero a mi otro yo. No quiero ser tuya. No te quiero. Al menos no a ti.

jueves, 10 de noviembre de 2011

boil away.

Sobre la mesita, la llama de una vela con aroma a fresa que se iría apagando poco a poco a menos que alguien la asesinara de un soplido, era lo único que iluminaba la habitación.A su lado unas revistas mal colocadas y con marcas de dobleces en sus hojas. Un poco más allá un cenicero con un solitario cigarrillo que se consumía en la soledad de la noche, mientras el humo ascendía vaporoso y se desvanecía en el ambiente.
Una manta de algodón color beis yacía desordenada sobre el sofá en tono chocolate. A los pies de éste un pequeño peluche de una ardilla a la que solían llamar Lola.
Se oía a lo lejos el tic tac del reloj de pared de la cocina, el ruido de los coches de la calle, y alguna que otra persona que elevaba el tono de voz para llamar la atención de alguien.

En el balcón, ella miraba la calle repleta de gente que iba y venía. De coches y motocicletas que aceleraban para llegar a quién sabe qué lugar. En la acera de en frente había un grupito de niños que salían de la primera sesión de tarde del cine y, emocionados por la película, no paraban de hacer gestos e imitar a los protagonistas del filme.
Dio media vuelta y entró en casa cerrando tras de sí la cristalera del balcón.

Se tumbó en el sofá, se tapó con la suave manta y se quedó mirando a el fuego de la vela. En sus ojos se podía ver reflejada esa llama de movimientos desiguales y que iba consumiendo la cera rosada culpable del olor que aclimataba la estancia. Ardía incesantemente en busca de más cuerda a la que poder seguir calcinando...

Y eso fue todo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

tic tac

Se pasó toda la mañana planchando la ropa y sintiendo el calor del sol sobre su nuca. Tenía el pelo recogido con una pinza, y llevaba esa camiseta azul que encajaba más en un día gris que en un día soleado como aquel. Pero eso a ella le daba igual. Hacía tiempo que ya ni se molestaba en conjuntar su ropa. Ya no quería salir de fiesta o a dar un paseo. Había dejado de intentar sonreír en cada momento y de ser amable con los demás... Y tampoco dejaba que los demás la abrazaran o intentaran tocarla... Se había cansado de todo. Ya no tenía fuerzas para más. 

Fue a las dos y treinta y cuatro de un sábado noche (o más bien domingo de madrugada) cuando por fin se dio cuenta de todo. Llevaba algo más de una hora sentada en la barra de aquel bar de malamuerte con una música un tanto desfasada esperando a que ellos llegaran... Pero no llegó nadie. Ya iba por su tercer vozka con limón cuando decidió que debía irse a casa. Pagó, se puso la chaqueta, se fue del sitio y entró en el coche. Y fue allí. Sentada en el asiento delantero de un Ford Fiesta rojo cuando se percató de que había dejado de interesarle a la gente. Ya nadie se preocupaba por ella. Solo la querían y la llamaban cuando necesitaban algo. Nada más.

Hacía tiempo que no se tomaba un café con una amiga, o que un chico (el chico) no la llamaba para salir por ahí. Todo el mundo había encauzado su vida por un lado o por otro, y ella seguía ahí, con las ideas desbocadas en su cerebro saliéndose a borbotones por su cabeza, sin tener nada claro ni decidido, y sin haberse establecido en algún sitio con unas bonitas vistas a la ciudad. Nunca le había importado ser una nómada, de hecho lo encontraba hasta bonito, bohemio. Pero ahora mismo echaba de menos no poder salir corriendo hacia un lugar que sólo fuera suyo y arroparse en los brazos de alguien.

Terminó de planchar una blusa, la dobló con cuidado y la colocó en lo alto del montón de ropa que estaba a su izquierda. Miró hacia el frente y observó cada uno de los muebles de la casa que tenía alquilada, intentando buscar algún rincón que le trajera buenos recuerdos....o simplemente recuerdos.
Pero no. No tenía nada. Y lo que era peor, ya no tenía a nadie.