eyeliner

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solamente una mirada es suficiente para hablar

viernes, 4 de noviembre de 2011

tic tac

Se pasó toda la mañana planchando la ropa y sintiendo el calor del sol sobre su nuca. Tenía el pelo recogido con una pinza, y llevaba esa camiseta azul que encajaba más en un día gris que en un día soleado como aquel. Pero eso a ella le daba igual. Hacía tiempo que ya ni se molestaba en conjuntar su ropa. Ya no quería salir de fiesta o a dar un paseo. Había dejado de intentar sonreír en cada momento y de ser amable con los demás... Y tampoco dejaba que los demás la abrazaran o intentaran tocarla... Se había cansado de todo. Ya no tenía fuerzas para más. 

Fue a las dos y treinta y cuatro de un sábado noche (o más bien domingo de madrugada) cuando por fin se dio cuenta de todo. Llevaba algo más de una hora sentada en la barra de aquel bar de malamuerte con una música un tanto desfasada esperando a que ellos llegaran... Pero no llegó nadie. Ya iba por su tercer vozka con limón cuando decidió que debía irse a casa. Pagó, se puso la chaqueta, se fue del sitio y entró en el coche. Y fue allí. Sentada en el asiento delantero de un Ford Fiesta rojo cuando se percató de que había dejado de interesarle a la gente. Ya nadie se preocupaba por ella. Solo la querían y la llamaban cuando necesitaban algo. Nada más.

Hacía tiempo que no se tomaba un café con una amiga, o que un chico (el chico) no la llamaba para salir por ahí. Todo el mundo había encauzado su vida por un lado o por otro, y ella seguía ahí, con las ideas desbocadas en su cerebro saliéndose a borbotones por su cabeza, sin tener nada claro ni decidido, y sin haberse establecido en algún sitio con unas bonitas vistas a la ciudad. Nunca le había importado ser una nómada, de hecho lo encontraba hasta bonito, bohemio. Pero ahora mismo echaba de menos no poder salir corriendo hacia un lugar que sólo fuera suyo y arroparse en los brazos de alguien.

Terminó de planchar una blusa, la dobló con cuidado y la colocó en lo alto del montón de ropa que estaba a su izquierda. Miró hacia el frente y observó cada uno de los muebles de la casa que tenía alquilada, intentando buscar algún rincón que le trajera buenos recuerdos....o simplemente recuerdos.
Pero no. No tenía nada. Y lo que era peor, ya no tenía a nadie. 

2 comentarios:

Co. dijo...

No me gusta en absoluto.

bubiinga dijo...

Qué impertinente estás últimamente.