eyeliner

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solamente una mirada es suficiente para hablar

martes, 2 de noviembre de 2010

breakfast.

"¿Dónde quieres sentarte, cari?".
Fue lo primero que me dijiste al llegar a aquella cafetería de la cuesta que lleva hasta ese edificio que tanto me gusta observar por la noche...me recuerda a cuando era niña y buscaba entre sus paredes algún signo oculto que me diera pistas sobre los secretos que dentro de él se escondían.

Escogí un rincón, porque ya sabes cómo adoro quedarme en una esquina a observarlo todo mientras los demás ignoran ese pequeño espacio de la sala.... Da sensación de intimidad y tranquilidad.

Odio las conversaciones antes del desayuno. Una persona no puede estar capacitada para mantener tanta concentración antes de las 10. Sin embargo, adoro desayunar fuera. Me hace sentir protagonista de una película en blanco y negro.

Aquel día pusieron un montón de espuma sobre el café. Estaba realmente delicioso. A ambos se nos vino a la cabeza aquel anuncio en el que la chica manchaba su labio superior con la espuma... era tan gracioso.
Pero yo tuve más cuidado y procuré pasar mi lengua por mis labios justo después de tomar el primer sorbo...

Tú tomaste un descafeinado. Lo haces (hacías) siempre que no estás de humor, para que la cafeína no afecte a tu estado de ánimo y no favorezca tu bordería y agresividad.
Dicen que el café nunca es bueno si no viene acompañado de algo. El nuestro fue acompañado de, posiblemente, la tercera conversación más dura de mi vida.

No terminaste la taza. Te levantaste, pagaste y me diste un beso en la mejilla...al más puro estilo gentelman de New York.
Fue un bonito pero desastroso último desayuno

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