Cuando una relación (y perdón por establecer ese término) se acaba, no te engañes cariño... es mejor no volver a saber nada.
El saber una cosa, el más mínimo detalle, puede dolerte hasta joder. Joder con otros y por despecho. Y joder la vida propia y de los demás.
No seas cabezota. No puede ser. Se acabó. No hay nada.
Nada que no pueda pactarse como "sexo casual", claro está. Y todo lo que conlleve algo más serio o cariñoso, será empleado en tu contra.
Así que sí, tienes todo el derecho (y el deber) a guardar silencio. Y a hacer que la otra persona también.
Desearías tener un espejo mágico como el de la Bestia, para mirar por él todo lo que ocurre y no tener que preguntarselo o averiguarlo... pero créeme, es mejor así.
Sigue con tu vida. Él seguirá con la suya.
Y no importa cuantas veces le des vueltas o pienses en él. Él no lo hará ni la mitad de las veces que tú. Este es tu partido, tu competición. Y ni siquiera tienes rival porque estás jugando sola.
Sola.
Tal y como estás ahora.
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