Las sombras se tornan grises y ya no hay tanta humedad. Solo queda el recuerdo de una foto, un beso y unos momentos que se esfumaron en el preciso instante en que terminó.
Y ya solo nos queda el café, y los azucarillos atrapados entre paredes de papel.
Que no nos quiten el derecho a soñar, ni mucho menos el de recordar. Que no nos quiten las historias, los lirios y los pinceles. Y que se lleven todo lo demás.
El eufemismo puede ser rencor. Pero ya sabes que jamás supe ser educada.
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*_*
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